Sermón: Mateo 2:1-12
El nacimiento de Jesús: Encontrado y rechazado: Mateo 2:1-12
Introducción: Una volada. Blanco y negro. Tostadas de pata. Cosas que la gente odia o ama. En la vida, Jesús es una de las personas que o la aceptas o la rechazas. Jesús: o lo rechazas o lo aceptas, pero no puedes ser neutral. Mateo 2:1-12 nos presenta de las dos opciones a Jesús, invitándonos a responder.
Los que rechazan a Jesús (1-8)
El “Rey” de los judíos: Herodes
Si digo que algo pasó en los tiempos de Cortés, ¿qué está pasando en México? ¿Cómo están las condiciones de la vida, de la política? Igual con Hidalgo, con Maximiliano, o con Porfirio Díaz. Nosotros sabemos más o menos las condiciones y los eventos de una época histórica. Mateo nos dice “Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.” Herodes era rey del país. Era parte del Imperio romano—un rincón, pero de muchos problemas. Mateo estaba escribiendo unos 10-30 años después de la muerte de Jesús y unos 40-60 años después de la muerte de Rey Herodes, pero aún se acordaban de sus tiempos.
Herodes no era un judío. Era idumeo, o edomita, de los descendientes de Esaú, el hermano de Jacob. Francamente, la vida de Herodes, como llegó al poder y todo lo que hizo sería más complicado que la telenovela más torcida. Pero por medio de la intriga, crueldad, dinero, poderes de la persuasión, y habilidad, Herodes fue nombrado Rey de Judea por los romanos (los verdaderos dueños del Medio Oriente) en 37 a.C. Era un hombre que luchaba para ganar el poder y una vez que lo tenía, seguía luchando para mantenerse allí. Estas son algunas de sus crueldades:
Ejecutó a…
- Muchos galileos (47 a.C.)
- Muchos samaritanos (38 a.C.)
- 45 miembros del Sanedrín (37 a.C.)
- Aristóbulo (su cuñado; 35 a.C.)
- José (su tío y cuñado; 33 a.C.)
- Hircano (ex-Sumo Sacerdote; 31 a.C.)
- Míriam (su esposa favorita; 29 a.C.)
- Alejandra (su suegra; 28 a.C.)
- Aristóbulo y Alejandro (hijos de Míriam; 7 a.C.)
- Antipater (su primer hijo; 4 a.C.).
Él, para defender su trono, sabiendo que los judíos resentían el hecho de que no era judío, mataba a cualquier judío amenaza a su trono.
Entonces, cuando Mateo dice que los magos llegaron preguntando “¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.” Sabemos lo que va a hacer Herodes. “Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.” Si el rey se inquietó, todos los demás también. Cuando estaba muriendo, arrestó a cientos de los hombres principales de los judíos y ordenó que cuando él se muriera, se ejecutaran, para que hubiera luto en todo el país. Entonces, si Herodes está inquieto, todos los demás saben que habrá consecuencias.
Y ahora entra otro grupo: los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. “Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo.” Herodes era rey de los judíos y conocía muy bien su sistema religioso. Y sabía de una profecía de un Mesías en la Biblia. Entonces habló a los expertos para saber los detalles.
Los sacerdotes de los judíos
Y la respuesta de los sacerdotes y los maestros de la ley fue, “Ni pensar. El lugar es Belén.” Ellos pasaban sus días estudiando las Escrituras. Sabían todo de la Biblia. Te podían decir mucho por memoria. Y ellos sabían de la profecía de Miqueas 5:2: “Pero tú, Belén, en la tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá; porque de ti saldrá un príncipe que será el pastor de mi pueblo Israel.” Y su respuesta es correcta: de veras, 700 años antes, Dios había predicho que el Mesías nacería en Belén. Y ellos lo sabían: no tenían que decir: “O Rey, por favor, denos unos días para investigar y le diremos.”
Es interesante que no fueron con los magos. Belén sólo estaba 10 km de Jerusalén. Eso es la distancia desde acá a los fuertes del 5 de mayo. Nos llevaría 2 horas caminando. Pudieron haber ido y regresado en un solo día. Esto es el problema con una mezcla de poder y religión: apatía en todo excepto como defender su posición. Y tenían temor de Herodes.
Y Herodes usó la información que le habían dado: “Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. 8 Los envió a Belén y les dijo: Vayan e infórmense bien de ese niño y, tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.” Claramente su intención no era rendirle homenaje. El único a quien rendía homenaje era César. La única cosa que Herodes respetaba era el poder. Su plan es usar los sabios para ubicar a un rival peligroso…y matarlo.
Herodes rechazó al Mesías por su amor del poder. Los sacerdotes son más complicados, digamos que podría ser la flojera, o por el miedo de Herodes o por sus propios intereses. ¡Qué contraste entonces con los magos!
Los que aceptan a Jesús (9-12)
He hablado mucho de Herodes y los sacerdotes, pero nada de los sabios, o los magos. ¿Quiénes eran? Primero. No eran judíos. Eso es obvio, pero quiero enfatizar: los que vinieron para ver el Rey de los judíos recién nacido no eran judíos. Probablemente venían de Babilonia o de Persia. El nombre “mago” originó de una tribu dedicada a la astrología y creció el arte suficiente para que el nombre se aplicara a todos los que estudiaban las estrellas y hoy en día tenemos “magos” que hacen “magia” por esa tribu. No sabemos la distancia que viajaron ni cuantos eran. Les enseño esta foto que era de un sarcófago, un ataúd, de los años 200 d.C. Tiene 2 magos. Este mosaica viene del año 600 d.C. y muestra tres. La tradición de tres magos y sus nombres no aparece hasta 500 años después de Cristo. Puedes ver sus nombres en la foto. Pero sea lo que sea, y a pesar de que el estudio de la astrología y las estrellas es contrario a la Biblia—normalmente significa que estás adorando a las estrella y no a su Creador—ellos supieron que algo grande había pasado. Y ellos hicieron un gran viaje…
No sé qué sabían de Herodes. Eran muy ingenuos llegar a él pidiendo información de otro rey. Otra vez, él había matado a muchos que veía como amenazas a su poder. Es obvio que eran de muy lejos y no lo conocían. Pero ellos aceptan sus instrucciones y van a Belén (distancia: 10 km). “Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría.” En las noticias la semana pasada un astrólogo anunció su “descubrimiento” de lo que era la estrella que vieron los magos: una conjunción de planetas. Además hay muchas teorías: una cometa, una supernova, o algo sobrenatural. La verdad es que nunca sabremos. ¿Cómo “iba delante de ellos”? ¿Cómo “se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño”? Pero al fin y al cabo, fue Dios que guía a este grupo de paganos al lugar donde estaba el niño. Fíjense: dice “niño” y no “bebé”. Jesús probablemente tenía cerca de 2 años cuando llegaron los magos—no como en los nacimientos, cuadros y películas.
Y al llegar, “se alegraron mucho”. Hay un énfasis para decir: estuvieron muy, muy alegres. Estos hombres tenían ganas de ver a Jesús. Y con razón. Habían viajado por meses. Pero es interesante, ¿no? Según la Biblia, aquí y en Lucas, los únicos que fueron a ver a Jesús eran unos pastores—los más pobres de su sociedad—y unos extranjeros. Los judíos no se dieron cuenta, no buscaron a su nuevo rey.
“Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.” Le hicieron homenaje. Sabían que era un rey digno de adoración. Mateo dice que “Se inclinaron delante de él” y es la misma palabra que se usa como “adoración.” Y mira sus regalos. Hay varias interpretaciones del significado de los dones, pero lo más importante es que valían mucho. Eran regalos de gran valor. Los magos adoraron a Jesús y le dieron los mejores regalos. Otra vez, son extranjeros. Mateo nos está diciendo: aquí está el rey de los judíos y recibe adoración de extranjeros. Dios está haciendo en este Jesús algo increíble.
Y Dios protege al niño. Avisa a los magos y regresan por otro camino.
¿Tú, cómo respondes a Jesús?
Rechazarlo
Hemos visto dos opciones en la respuesta a Jesús: la opción de Herodes y los jefes de los sacerdotes o la opción de los magos. Y desde aquí, 2.000 años después es fácil saber quién estuvo correcto y quién no. Es fácil criticar el engaño de un rey cruel y la flojera de unos maestros religiosos. ¡Qué malos eran por no aceptar y adorar a Jesús! Pero yo quiero preguntarnos—a ti y a mí—¿cuántas veces hacemos lo mismo, aunque con más sutilidad? Déjame explicarme.
Herodes hizo lo que le pareció muy natural: defendió su posición, identificando una amenaza. Los sacerdotes vieron uno locos del oriente que buscaban un Rey que no existía. Las cosas de la vida cotidiana, de su forma de vivir no dejaban lugar para Dios ni Su obra en el mundo.
Y tú y yo somos iguales. ¿Cuántas veces las actividades de nuestra vida normal no nos dejan lugar para Jesús? ¿Cuántas veces no echamos una mano a alguien o no visitamos a alguien enfermo o no damos dinero a Dios por las “necesidades” de nuestras vidas? Yo soy igual. Defiendo mi tiempo, mi energía y no se lo doy a los pobres.
Mira lo que dejaron y sacrificaron los magos: su tiempo, sus hogares, su comida, su seguridad. ¿Crees que valió la pena? ¿Crees que Jesús vale la pena?
En Jesús tenemos vida, perdón de tus pecados y culpa, esperanza, amor, gracia, quien nos escucha, quien dio su vida por nosotros. ¿Qué tanto valoras a Jesús?
Digo todos esto para hacernos pensar: mira lo que perdemos: a ¡Jesús! Si no cambio mi rutina, si no sacrifico mi horario, mi tiempo, mi conveniencia, mi dinero, ¡pierdo a Jesús! Que no sea así, ni en esta Navidad, ni en 2009.
Aceptarlo
Por el otro lado: mira lo que ganaron los magos: a ¡Jesús! ¿Crees que hay alguien como Jesús? No. Jesús es todo. Esta semana busca a Jesús: ayudando a un desconocido. Ayudando a los pobres, dando a los que no te pueden devolver nada.
Jesús vale mucho más que un largo viaje que interrumpe tu rutina. Jesús vale mucho más que tus mejores posesiones. Porque cueste lo que cueste, si tienes a Jesús, tienes vida.
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